El terror, más que un simple susto, podría ser una forma segura y efectiva de entrenar la mente para enfrentar los miedos de la vida real
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Aunque muchas personas evitan el cine de horror para no pasar miedo, la ciencia comienza a demostrar que ver películas de terror puede tener beneficios psicológicos.
Según un artículo de BBC Future, investigadores como Coltan Scrivner, de la Universidad Estatal de Arizona, y Mark Miller, de las universidades de Monash y Toronto, han encontrado que este tipo de entretenimiento puede ayudar a manejar la ansiedad, fortalecer la resiliencia emocional y mejorar la tolerancia al estrés.

Películas de terror
El principal factor es la temperatura del agua.
La llamada “paradoja del horror” plantea que, aunque el miedo debería alejarnos del peligro, muchas personas buscan activamente experiencias aterradoras.
Los expertos explican que las historias de terror actúan como simulaciones seguras del peligro, donde el cerebro puede practicar sus respuestas ante la incertidumbre sin riesgo real.
Scrivner identifica tres tipos de aficionados al terror:
- Los adictos a la adrenalina, que disfrutan la excitación física del miedo.
- Los aterrados, que lo ven como una oportunidad para superarse.
- Los adictos a la oscuridad, que usan el miedo como herramienta para procesar emociones y comprender la violencia o el caos del mundo real.
Durante la pandemia de COVID-19, los fanáticos del género mostraron mayor capacidad de adaptación emocional, según estudios que demostraron que quienes veían películas de terror con frecuencia afrontaban las crisis con más calma y confianza.
Miller añade que estas experiencias mantienen activo el “motor de anticipación” del cerebro, ayudándolo a predecir y manejar mejor situaciones de incertidumbre.
Incluso, algunos terapeutas ya experimentan con videojuegos y narrativas de miedo como herramientas para enseñar regulación emocional y control de la ansiedad.

El terror, más que un simple susto, podría ser una forma segura y efectiva de entrenar la mente para enfrentar los miedos de la vida real.
Fuente: BBC






