Conserva tu jengibre confitado en un frasco hermético a temperatura ambiente y podrás disfrutarlo hasta por cuatro meses
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El jengibre confitado es un ingrediente delicioso y versátil que puedes preparar en casa sin complicaciones.
Su sabor dulce y ligeramente picante lo convierte en el complemento perfecto para bizcochos, galletas, helados o incluso para disfrutar como un caramelo junto a un trozo de chocolate negro.
Además, al hacerlo tú mismo, no solo ahorras dinero, también garantizas frescura y calidad.
A continuación, cómo preparar jengibre confitado paso a paso para que puedas disfrutarlo en tus postres favoritos.
Ingredientes (para 4 personas)
- 80 g de azúcar extra para rebozar
- 250 g de jengibre fresco
- 400 g de azúcar
- 500 ml de agua
- 1 pizca de sal

Pasos para preparar jengibre confitado
- Prepara el jengibre: pela la raíz con cuidado y córtala en láminas finas o en pequeños dados.
- Primera cocción: coloca el jengibre en una olla con abundante agua, lleva a ebullición y cocina durante 10 minutos.
Escurre y repite el proceso una vez más para suavizar su sabor. - Haz el almíbar: en otra olla, mezcla los 500 ml de agua con los 400 g de azúcar y la pizca de sal.
Agrega el jengibre escurrido y cocina a fuego medio-bajo durante 30 minutos, o hasta que el almíbar alcance unos 106 °C. - Escurre y reboza: retira el jengibre del almíbar y pásalo por azúcar extra, sacudiendo el exceso.
- Seca el jengibre: coloca los trozos sobre papel de horno o una rejilla y deja que se sequen entre 6 y 8 horas.

Tu jengibre confitado casero está listo. Consérvalo en un frasco hermético a temperatura ambiente y podrás disfrutarlo hasta por cuatro meses.
Además, no olvides aprovechar el almíbar sobrante para endulzar y aromatizar infusiones o postres.
Fuente: Directo al paladar






