Los cambios en el cerebro no ocurren al azar y responden a procesos biológicos que actúan en diferentes etapas.
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Esto significa que cuando un niño nace, a pesar de tener la estructura desarrollada, aún tiene el cerebro inmaduro.
A medida que va creciendo y aprendiendo nuevos saberes, se va optimizando para funcionar eficazmente.
Muchos creen que, al obtener una mayoría de edad, el cerebro está desarrollado por completo y este no sufre mayores modificaciones.

Sin embargo, los hallazgos científicos demuestran lo contrario.
Cambios del cerebro
En esta parte del ser humano habitan aproximadamente 86,000 millones de neuronas, que son las células principales del sistema nervioso.
Estas células son las encargadas de llevar y traer toda la información que permite a los humanos pensar, reír, recordar o respirar.
A lo largo del tiempo, van tejiendo conexiones para transmitir los impulsos nerviosos que construyen la vida. Por ende, no son estáticas, sino que cambian y se reconfiguran.

0 a 9 años
En la infancia, el cerebro crece rápidamente. Se forman muchas sinapsis y tanto la materia gris (neuronas) como la blanca (las conexiones entre neuronas) aumentan.
Alrededor de este tiempo, comienza una reestructuración y las conexiones son más activas.
9 a 32 años
Al llegar a la adolescencia cerebral, las redes neuronales se refinan, las conexiones se optimizan y la eficiencia mejora.
32 a 66 años
Llegado a la madurez estable se produce un cambio importante, considerado el más fuerte de toda la vida cerebral, después del cual la estructura se estabiliza.
En esta etapa no hay grandes reconfiguraciones, ya que se mantiene una meseta de inteligencia y personalidad. Por lo tanto, se dice que es una de las etapas del cerebro más significativas por alcanzar determinada madurez.

A partir de 66 años
Posteriormente, ocurre un envejecimiento donde se presenta el declive progresivo. La conectividad neuronal empieza a disminuir, influida por el deterioro de la materia blanca.
83 años
Este es el último punto y en este punto la intercomunicación entre regiones cerebrales se debilita aún más. El cerebro tiende a depender más de áreas específicas en lugar de mantener una red amplia y global.
“Comprender estas fluctuaciones podría ayudarnos a entender cómo cambian las personas a lo largo de la vida y por qué son vulnerables a diferentes trastornos a distintas edades”, dijo la investigadora Alexa Mousley.
Fuente: El País, El Español






