El ritmo de vida acelerado, las preocupaciones constantes y la falta de descanso tienen un reflejo que va mucho más allá del estado de ánimo

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La piel es precisamente una de estas áreas donde se refleja el estrés crónico de la cotidianidad, y aunque no lo creas muchas de las manchas ocasionadas en el cutis aparecen o se intensifican cuando la tensión se prolonga en el tiempo.
De acuerdo con la doctora Ana Revuelta, médico estético y fundadora de la firma Renare, cuando se vive bajo presión constante, el organismo activa el eje hipotálamo–hipófisis–adrenal (HHA), un mecanismo de defensa que eleva los niveles de cortisol y adrenalina.
Pese a que en un momento puntual esta reacción ayuda a enfrentar situaciones de alerta, su permanencia altera el equilibrio cutáneo: se incrementa la inflamación, disminuye la hidratación, se reduce el flujo sanguíneo y el sistema inmune de la piel se debilita.
El resultado es una mayor sensibilidad, tendencia a rojeces, brotes de acné, envejecimiento prematuro y, de manera particular, un aumento en la pigmentación irregular.

¿Por qué el estrés favorece la aparición de manchas?
El estrés sostenido no solo agrava patologías cutáneas previas, sino que también genera una inflamación de bajo grado que afecta la función barrera de la piel.
Esta pierde capacidad para defenderse de agresiones externas, produce menos colágeno y cicatriza con mayor dificultad.
Todo ello crea el terreno perfecto para que las hiperpigmentaciones se instalen con mayor facilidad.

Mejorar y prevenir
El abordaje debe ser integral, combinando el cuidado emocional con el apoyo nutricional y cosmético. Según Revuelta algunos procesos para mejorar la tez del cutis o evitar la aparición de manchas en el futuro son:
- Gestión emocional y descanso reparador: practicar técnicas de respiración y meditación para reducir los niveles de cortisol y limitar el impacto del estrés en la piel.
- Complementos alimenticios: las plantas como la rhodiola rosea o la ashwagandha contribuyen a equilibrar la respuesta del organismo ante la tensión, favoreciendo un mejor descanso y regulando procesos vinculados con melasma o acné.
- Minerales clave: el magnesio es esencial para el sistema nervioso, mejora la calidad del sueño, fortalece la barrera cutánea y ayuda a combatir la inflamación.
- Cosmética reparadora: ingredientes como la niacinamida, los péptidos biomiméticos, el ácido hialurónico, la centella asiática o el extracto de regaliz ofrecen un soporte valioso para la piel bajo estrés.
Fuente: Revista Elle
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