IA consciente: la evolución tecnológica que podría cambiarlo todo
A medida que se desarrollan sistemas cada vez más complejos, el debate en torno a su naturaleza, capacidades y posibles derechos continuará ganando relevancia

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La posibilidad de que la inteligencia artificial (IA) desarrolle conciencia ha pasado de ser una idea exclusiva de la ciencia ficción a convertirse en un tema de debate entre científicos, tecnólogos y filósofos.
A medida que los modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Claude demuestran habilidades cada vez más avanzadas, surgen preguntas sobre si estos sistemas podrían estar acercándose, en algún nivel, a una forma de conciencia.

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Conciencia humana
La conciencia humana, la capacidad de experimentar sensaciones, tener pensamientos subjetivos y actuar con intención, sigue siendo un fenómeno en gran parte incomprendido.
Sin embargo, la investigación en neurociencia, psicología y filosofía continúa intentando descifrar sus mecanismos. Comprender estos procesos resulta clave para evaluar si podrían replicarse, al menos en parte, en sistemas artificiales.
Instituciones académicas, como el Centro de Ciencia de la Conciencia de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, exploran estos temas desde una perspectiva multidisciplinaria.
Proyectos como la Dreamachine, una instalación que utiliza luces estroboscópicas para inducir experiencias visuales sin el uso de sustancias externas, buscan comprender cómo surgen los estados subjetivos en el cerebro humano.
En el ámbito tecnológico, algunos expertos sostienen que los modelos de lenguaje podrían exhibir signos funcionales de conciencia, en tanto que son capaces de mantener conversaciones complejas, razonar y adaptarse a nuevos contextos.
No obstante, otros investigadores señalan que la conciencia requiere propiedades biológicas, como la autopercepción o la capacidad de sufrir, que están ausentes en las máquinas.
Aun si una IA no es verdaderamente consciente, el solo hecho de parecerlo podría tener un impacto significativo.
Simular emociones, intenciones o empatía puede generar respuestas humanas intensas, lo que plantea desafíos éticos y sociales.
La creación de vínculos emocionales con sistemas artificiales podría influir en la toma de decisiones, el bienestar psicológico y la manera en que se valoran las relaciones humanas.

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El avance de la inteligencia artificial plantea nuevas preguntas sobre los límites de la tecnología y el significado de ser consciente.
A medida que se desarrollan sistemas cada vez más complejos, el debate en torno a su naturaleza, capacidades y posibles derechos continuará ganando relevancia.
Fuente: BBC
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