La tecnología consciente se convierte en un recurso para potenciar el aprendizaje, la creatividad y el bienestar personal, siempre que se utilice con equilibrio y criterio
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En una sociedad donde la tecnología avanza más rápido que la capacidad humana de adaptarse, resulta esencial utilizarla de forma consciente para aprovechar su verdadero potencial.
El consumo digital intensivo, confirmado por los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística en España y estudios europeos, refleja su presencia en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana: desde el trabajo hasta las relaciones sociales.
Sin embargo, junto a los beneficios aparecen también efectos adversos como la fatiga tecnológica, la dificultad de desconexión o la desconfianza hacia ciertos contenidos digitales.

Uso consciente
El uso consciente de la tecnología implica darle un propósito claro y significativo.
Acciones simples como realizar una videollamada para fortalecer vínculos familiares o consultar la prensa digital para mantenerse informado representan ejemplos de consumo saludable.
Por el contrario, encender el móvil sin motivo o revisar constantemente las redes sociales por miedo a perderse algo (FOMO) refleja un consumo automático que puede afectar la concentración, la productividad y las relaciones personales.
En el terreno educativo y creativo, el uso responsable de herramientas digitales abre oportunidades ilimitadas.
Plataformas como YouTube han convertido a jóvenes y adultos en autodidactas capaces de editar, analizar y compartir contenidos culturales.
Al mismo tiempo, cursos gratuitos de universidades de prestigio internacional, como Harvard o MIT, democratizan el acceso al conocimiento experto sin barreras geográficas.
La inteligencia artificial generativa refuerza esta tendencia al permitir resolver dudas, practicar idiomas o crear contenidos originales.
No obstante, requiere pensamiento crítico para evaluar la fiabilidad de la información.
Los expertos coinciden en que desarrollar competencias de alfabetización digital es clave para aprovechar sus ventajas y evitar riesgos.

La tecnología consciente se convierte en un recurso para potenciar el aprendizaje, la creatividad y el bienestar personal, siempre que se utilice con equilibrio y criterio.
Fuente: The Conversation