Perfecta para decorar, condimentar o dar textura a tus platillos sin necesidad de refrigeración
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La cebolla deshidratada al sol es una opción natural y económica para conservar este ingrediente esencial de la cocina.
Con unos pocos materiales y paciencia, puedes obtener láminas doradas, dulces y crocantes, ideales para ensaladas, sopas, hamburguesas o cremas.

Ingredientes
- 1 cebolla grande, fileteada
- 1 charola o bandeja plana
- 1 trozo de tela de manta de cielo (o una gasa limpia)
- 1 día o más de sol intenso
- (Opcional) 1 horno eléctrico para finalizar el proceso
Pasos
- Preparar la cebolla: pela y corta la cebolla en tiras finas y uniformes. Entre más delgadas sean, más rápido se deshidratarán.
- Colocar en la charola: dispón las tiras sobre la charola en una sola capa para que el aire circule bien entre ellas.
- Cubrir con la tela: coloca el trozo de manta de cielo sobre las cebollas. Esto las protegerá del polvo, los insectos y el viento.
- Llevar al sol: deja la charola al sol directo durante uno o dos días, dependiendo de la intensidad del calor. Asegúrate de colocarla en un lugar ventilado y seguro.
- Revisar la textura: cuando las cebollas estén completamente secas y quebradizas, retíralas del sol.
- Darles un toque crocante (opcional): llévalas al horno eléctrico a menos de 90 °C durante 5 a 8 minutos para intensificar su textura. Vigila constantemente para evitar que se quemen.
- Guardar: una vez frías, guárdalas en un frasco hermético en un lugar seco.

Este proceso conserva el sabor natural de la cebolla y resalta su dulzura. Perfecta para decorar, condimentar o dar textura a tus platillos sin necesidad de refrigeración.
Fuente: Cookpad






