En definitiva, leer no solo informa, sino que transforma una página a la vez
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Leer no solo es una habilidad escolar: es una herramienta que moldea el cerebro, mejora la empatía y fortalece la mente a lo largo de toda la vida.
Según investigaciones recientes, la llamada “ciencia de la lectura” demuestra que prácticamente todos los niños pueden aprender a leer si reciben la instrucción adecuada, y que los beneficios de dominar esta habilidad van mucho más allá del aula.

Beneficios
Cuando una persona se sumerge en un libro, su cerebro no solo decodifica palabras: vive las experiencias de los personajes, lo que estimula la empatía, la comprensión emocional y la atención profunda.
Maryanne Wolf, especialista en desarrollo infantil, explica que “la lectura profunda nutre nuestra capacidad de atención y empatía, además de mejorar la comprensión”.
Entre los principales beneficios de leer con frecuencia destacan el fortalecimiento del pensamiento crítico, el aumento del vocabulario y la mejora de la memoria y la concentración.
Además, la lectura constante reduce el estrés hasta en un 68 %, según estudios que comparan su efecto relajante con la meditación.
Para los niños, leer también representa una forma de practicar habilidades sociales y cognitivas.
Leer en voz alta, conversar sobre las historias y elegir libros que reflejen sus intereses puede marcar una gran diferencia en su desarrollo.
Los expertos recomiendan fomentar el hábito desde temprano, visitar bibliotecas y encontrar series literarias que despierten la curiosidad.
A nivel neurológico, leer fortalece las conexiones cerebrales, mejora la retención de información y estimula la creatividad.
Pero su valor más profundo radica en algo intangible: leer nos enseña a ponernos en el lugar del otro y a entender el mundo con mayor sensibilidad.

En definitiva, leer no solo informa, sino que transforma una página a la vez.
Fuente: 95 Percent Group






