La mejor forma de cuidar tus oídos es respetar su proceso natural de autolimpieza
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La higiene de los oídos es una práctica que suele generar dudas.
Aunque muchos recurren a los hisopos de algodón, especialistas en otorrinolaringología coinciden en que usarlos dentro del canal auditivo puede ser riesgoso.
No solo pueden irritar la piel delicada de esta zona, sino que también empujan la cera hacia adentro, aumentando el riesgo de taponamiento, dolor o incluso perforación del tímpano.

Oídos
La cera del oído, lejos de ser un desecho, cumple un rol protector: atrapa polvo, bacterias y hongos, regula la humedad y ayuda a eliminar células muertas.
Según expertos, este mecanismo natural se activa con acciones cotidianas como hablar, masticar o ducharse, lo que permite que la cera se desplace lentamente hacia el exterior.
En lugar de introducir objetos, los médicos recomiendan métodos más seguros para mantener una correcta limpieza:
- Usar una toalla húmeda: limpia solo la parte externa del oído (el pabellón auricular) sin introducir nada en el canal.
- Aplicar gotas óticas: disponibles en farmacias, ayudan a ablandar la cera y favorecen su expulsión natural. Son especialmente útiles en personas con cerumen seco.
- Evitar herramientas caseras: clips, curetas o dispositivos con cámaras no solo son ineficaces, sino que pueden causar lesiones graves.
- Descartar las velas para oídos: pese a su popularidad, no eliminan la cera y representan un riesgo de quemaduras.
Si notas síntomas como picazón intensa, dolor, sensación de oído tapado, vértigo o pérdida de audición, lo recomendable es acudir a un especialista que pueda retirar la cera de manera segura.
En conclusión, la mejor forma de cuidar tus oídos es respetar su proceso natural de autolimpieza.
Mantener la higiene externa y acudir al médico en caso de molestias es la clave para conservar una audición sana y prevenir complicaciones.
Fuente: The New York Times






