Expertos recomiendan a los migrantes mantener actualizada la documentación de sus vehículos y recordar sus derechos durante una detención
Leer más: OpenAI enfrenta 7 demandas por incitar suicidios mediante ChatGPT
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha ampliado el uso de lectores automáticos de matrículas (ALPR), una tecnología capaz de rastrear vehículos en tiempo real y registrar sus desplazamientos a lo largo del país.
Estas cámaras, instaladas en patrullas, postes y semáforos, capturan las placas de los autos y cruzan los datos con bases policiales y privadas, generando preocupación entre defensores de los derechos civiles.

ICE
De acuerdo con el portal AS USA, la agencia utiliza esta herramienta como parte de sus estrategias de control migratorio, creando mapas digitales de movilidad que permiten conocer dónde viven, trabajan o se desplazan las personas monitoreadas.
“Si usted tiene un auto registrado con su nombre o dirección, ICE puede rastrear su recorrido y conocer sus vínculos personales”, advirtió la organización Immigrant Defense Project (IDP).
Aunque los ALPR ya se usaban en tareas policiales, su implementación masiva por parte de ICE ha despertado fuertes críticas.
La American Civil Liberties Union (ACLU) denunció que esta práctica pone en riesgo la privacidad de millones de conductores, incluidos ciudadanos estadounidenses que comparten vehículos con familiares sin estatus migratorio.
Además, alertó que gran parte de las bases de datos son gestionadas por empresas privadas, que pueden conservar la información por años y compartirla con diversas agencias gubernamentales sin consentimiento.
Varios estados analizan ahora leyes para limitar la retención y el intercambio de estos registros, mientras activistas exigen mayor transparencia y control civil sobre su uso.
Expertos recomiendan a los migrantes mantener actualizada la documentación de sus vehículos y recordar sus derechos durante una detención.

El uso de los ALPR por parte de ICE marca un nuevo nivel de vigilancia automatizada, donde la frontera entre seguridad y privacidad se vuelve cada vez más difusa.
Fuente: Semana






